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CRÓNICA DE UNA MISA ANUNCIADA

Son las 10 de la mañana. Me levanto algo somnolienta y dando pasos cortos me dirijo hacia la ducha para darme un baño. Supongo que con el estaré como nueva para ir a escuchar la misa de las 11, en la iglesia “Santa María Catedral”.
Está corriendo aire. Me percato de esto al salir a tomar el carro. Siento como el viento recorre mi rostro. Percibo el sonido del aire. Al mismo tiempo veo como el sol está abriéndose paso entre algunas nubes grises que permanecen en el firmamento, luchando por ganarles y apoderarse del inmenso e interminable espacio azul, que por el momento se encontraba gris y triste.
El carro está a medio llenar. El conductor  se desespera y empieza a pisar   seguido  el acelerador. Parece que hoy por ser domingo, quiere llevar unos céntimos extras a su hogar. En la radio del carro oigo al locutor recordar a los radioescuchas que llamen y voten por su género favorito. El duelo es entre la  cumbia de oro y la cumbia de hoy. Esa competencia me parecía interminable. Por fin llegué a Luis Gonzales, la calle donde tenía que bajar. Apuré el paso hasta la calle San José pues suponía que llegaría tarde, mientras cruzaba la pista  pude observar como una mujer utilizaba a su hija para dar lástima a los transeúntes y así ganarse unos cuantos soles.
A las 10:55, hora que marcaba el reloj ubicado en la torre derecha  de la Catedral, ubicada en el parque principal de la ciudad pude hacer mi entrada en la Casa de Dios. Ya había pisado ese lugar de oración muchas veces, pero fue la primera en la que me propuse contar el número de bancas que poseía. Sin temor a equivocarme puedo decir que albergaba 33 bancas y 8 sillas; distribuidas horizontal, vertical y lateralmente  a los lados del altar mayor. Estas eran de uso exclusivo para que los feligreses acudan a escuchar la palabra de Dios. A los lados, derecho e izquierdo había seis confesionarios; repartidos uniformemente dejando una banca .Llegué justo a tiempo, pues el Sacerdote Elmer Fernández, acompañado de sus dos acólitos, unos niños que no sobrepasaban los 9 años de edad   ya se hallaban  involucrados en las cosas referentes  a  Dios y se disponía salir para ofrecer la misa. Esta se inició con la canción Hombres Nuevos. Al recorrer brevemente el templo, mi atención se la llevó una señora vestida de blanco y negro que apenas comenzada la misa cayó en un profundo sueño, trance del que ni los cánticos, ni las campanillas tocadas por los pequeños acólitos podían sacarla. Mi distracción me ocasionó un pequeño problema, estar un tanto perdida al momento de cantar el Kirie y  Gloria. De no haber sido por mí hojita guía, hubiera estado perdida.
A pesar que la misa estaba ya avanzada, la gente seguía ingresando al templo. Unos para escuchar la palabra de Dios; otros para ir a rezar a la Capilla del Santísimo, que por cierto contaba con 8 bancas, repartidas seis en el centro y dos a los laterales. Aquel oratorio se hallaba repleto de arreglos florales de vistosos colores: rojos, blancos y  rosados.
La primera lectura fue la del libro de Los Hechos de los Apóstoles, cap. 14, vers. 21 – 27. Trató sobre la perseverancia y la fe que inculcaban Pablo y Bernabé a las personas a quienes  les proclamaban  la  palabra de Dios. El salmo responsorial fue leído por la misma mujer que leyó la  lectura número uno. En ella se denotaba una mezcla de emoción y nervios al mismo tiempo. Los fieles   iban contestando a viva voz a sus palabras. La segunda lectura fue pronunciada por un hombre joven aún, leyó el libro del Apocalipsis, cap. 21, vers. 1-5, que se refería a las visiones de Juan, sobre el cielo y la tierra nueva. Mientras cantaban el Aleluya, me volví para ver si la señora de blanco y negro seguía durmiendo y afirmativamente. Me di con la sorpresa que lo seguía haciendo. El Evangelio fue según el libro de San Juan, cap. 13, vers. 31-33  34-35,  leído y comentado por el Sacerdote.
Durante la comunión, mientras la mayoría se acercaba a recibir la Hostia cantando “Un Mandamiento Nuevo” y luego “Necesito de Dios”, pude observar como niños, jóvenes, adultos y ancianos, acudían con fervor a fortalecerse con el Cuerpo de Cristo. Pero los más emocionados e impacientes eran los pequeños, ya que son dueños de un alma pura y sus pecados no son grandes y atroces como los de algunos adultos. El Clérigo dio por terminada  la misa Con la melodía “Hoy te Quiero Cantar”.
Exactamente la Misa terminó a las 12:00. Mi rostro inmediatamente me llevó a la Bella Durmiente (señora de blanco).  Increíblemente, la mujer aún no reaccionaba. Parecía que única y exclusivamente había ingresado a la Catedral a dormir, en lugar de Visitar a Dios y hacer sus oraciones; hasta que uno de los niños que se preparan para la primera comunión le dijo que se salga de la banca porque esos asientos estaban reservados para ellos, fue entonces cuando reaccionó; se puso de pie y se marchó. Yo opté por hacer lo mismo. Vi que la Catedral nuevamente volvía a estar repleta por fieles que se disponían a escuchar la misa del mediodía.



domingo, 24 de octubre de 2010

CRÓNICA DE UNA MISA ANUNCIADA

Son las 10 de la mañana. Me levanto algo somnolienta y dando pasos cortos me dirijo hacia la ducha para darme un baño. Supongo que con el estaré como nueva para ir a escuchar la misa de las 11, en la iglesia “Santa María Catedral”.
Está corriendo aire. Me percato de esto al salir a tomar el carro. Siento como el viento recorre mi rostro. Percibo el sonido del aire. Al mismo tiempo veo como el sol está abriéndose paso entre algunas nubes grises que permanecen en el firmamento, luchando por ganarles y apoderarse del inmenso e interminable espacio azul, que por el momento se encontraba gris y triste.
El carro está a medio llenar. El conductor  se desespera y empieza a pisar   seguido  el acelerador. Parece que hoy por ser domingo, quiere llevar unos céntimos extras a su hogar. En la radio del carro oigo al locutor recordar a los radioescuchas que llamen y voten por su género favorito. El duelo es entre la  cumbia de oro y la cumbia de hoy. Esa competencia me parecía interminable. Por fin llegué a Luis Gonzales, la calle donde tenía que bajar. Apuré el paso hasta la calle San José pues suponía que llegaría tarde, mientras cruzaba la pista  pude observar como una mujer utilizaba a su hija para dar lástima a los transeúntes y así ganarse unos cuantos soles.
A las 10:55, hora que marcaba el reloj ubicado en la torre derecha  de la Catedral, ubicada en el parque principal de la ciudad pude hacer mi entrada en la Casa de Dios. Ya había pisado ese lugar de oración muchas veces, pero fue la primera en la que me propuse contar el número de bancas que poseía. Sin temor a equivocarme puedo decir que albergaba 33 bancas y 8 sillas; distribuidas horizontal, vertical y lateralmente  a los lados del altar mayor. Estas eran de uso exclusivo para que los feligreses acudan a escuchar la palabra de Dios. A los lados, derecho e izquierdo había seis confesionarios; repartidos uniformemente dejando una banca .Llegué justo a tiempo, pues el Sacerdote Elmer Fernández, acompañado de sus dos acólitos, unos niños que no sobrepasaban los 9 años de edad   ya se hallaban  involucrados en las cosas referentes  a  Dios y se disponía salir para ofrecer la misa. Esta se inició con la canción Hombres Nuevos. Al recorrer brevemente el templo, mi atención se la llevó una señora vestida de blanco y negro que apenas comenzada la misa cayó en un profundo sueño, trance del que ni los cánticos, ni las campanillas tocadas por los pequeños acólitos podían sacarla. Mi distracción me ocasionó un pequeño problema, estar un tanto perdida al momento de cantar el Kirie y  Gloria. De no haber sido por mí hojita guía, hubiera estado perdida.
A pesar que la misa estaba ya avanzada, la gente seguía ingresando al templo. Unos para escuchar la palabra de Dios; otros para ir a rezar a la Capilla del Santísimo, que por cierto contaba con 8 bancas, repartidas seis en el centro y dos a los laterales. Aquel oratorio se hallaba repleto de arreglos florales de vistosos colores: rojos, blancos y  rosados.
La primera lectura fue la del libro de Los Hechos de los Apóstoles, cap. 14, vers. 21 – 27. Trató sobre la perseverancia y la fe que inculcaban Pablo y Bernabé a las personas a quienes  les proclamaban  la  palabra de Dios. El salmo responsorial fue leído por la misma mujer que leyó la  lectura número uno. En ella se denotaba una mezcla de emoción y nervios al mismo tiempo. Los fieles   iban contestando a viva voz a sus palabras. La segunda lectura fue pronunciada por un hombre joven aún, leyó el libro del Apocalipsis, cap. 21, vers. 1-5, que se refería a las visiones de Juan, sobre el cielo y la tierra nueva. Mientras cantaban el Aleluya, me volví para ver si la señora de blanco y negro seguía durmiendo y afirmativamente. Me di con la sorpresa que lo seguía haciendo. El Evangelio fue según el libro de San Juan, cap. 13, vers. 31-33  34-35,  leído y comentado por el Sacerdote.
Durante la comunión, mientras la mayoría se acercaba a recibir la Hostia cantando “Un Mandamiento Nuevo” y luego “Necesito de Dios”, pude observar como niños, jóvenes, adultos y ancianos, acudían con fervor a fortalecerse con el Cuerpo de Cristo. Pero los más emocionados e impacientes eran los pequeños, ya que son dueños de un alma pura y sus pecados no son grandes y atroces como los de algunos adultos. El Clérigo dio por terminada  la misa Con la melodía “Hoy te Quiero Cantar”.
Exactamente la Misa terminó a las 12:00. Mi rostro inmediatamente me llevó a la Bella Durmiente (señora de blanco).  Increíblemente, la mujer aún no reaccionaba. Parecía que única y exclusivamente había ingresado a la Catedral a dormir, en lugar de Visitar a Dios y hacer sus oraciones; hasta que uno de los niños que se preparan para la primera comunión le dijo que se salga de la banca porque esos asientos estaban reservados para ellos, fue entonces cuando reaccionó; se puso de pie y se marchó. Yo opté por hacer lo mismo. Vi que la Catedral nuevamente volvía a estar repleta por fieles que se disponían a escuchar la misa del mediodía.



1 comentario:

  1. el título me hizo acordar de una crónica que se llama: crónica de una muerte anunciada, interensante tu propuesta =)

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